Interesante, resulta toparse donde uno menos se lo espera, con una producción cinematográfica como esta, cuando vi la portada y el título, sentí atracción y miedo, la chica en primer plano con una personalidad darketa, punk o emo, al fondo, el retrato de una mujer rubia totalmente opuesta en imagen a ella, el título era más tentador todavía: Los hombres que no amaban a las mujeres, por supuesto, después de leer a Susan Forward, uno entiende de inmediato que el título se encierra en una palabra: misoginia, los hombres que odian a las mujeres.
Tuve miedo y el miedo, me llevó también a comprarla en esa tienda de películas de Ñuu Oko (Pinotepa Nacional). No, no, no soy una analista capaz como para hacer una crítica cinematográfica, mucho menos literaria, de la obra original basada en el primer libro de la Trilogía Millenium que el autor y periodista de conciencia social de origen sueco Stieg Larsson, dejó a su muerte en el 2004, de acuerdo con la información proporcionada en la Internet, declaró haber escrito esta obra por las tardes después del trabajo para su propio placer.
Y sí, vaya placer que nos causa, si así está la película, ya me imagino cómo será de ameno y tentador el libro, estoy en la búsqueda del mismo, ya llegará a mi, ya tendremos el gusto de encontrarnos, donde menos lo espere, como esta película, donde el personaje de Lisbeth, me dejó una sensación de seguridad inmensa, ignoro hasta ahora, si corresponde tal cual al descrito por el autor sueco y la mera verdad, no me importa, su personalidad antisocial, me hizo relajarme sin el menor pudor, esa mujer menuda, pequeña, de apariencia inofensiva, capaz de pelear con hombres a pesar de ser superada en número y fuerza, una pequeña mujer, disciplinada, inteligente, sin quitar la vista del objetivo señalado, alguien podría tachar esta cinta de violenta, pero en todo caso, la violencia sirve en esta obra para demostrar, que una mujer, no importa su complexión y tamaño, puede afrontarla, siempre y cuando no se venza, no se deje encerrar en el círculo del agresor. Lisbeth es una mujer que lucha y ni siquiera es necesario para el autor sueco, describir, cuál es la vida que ha llevado, sin embargo, hace alusión a ella, sugiere una infancia también violenta en el seno familiar.
El personaje de Lisbeth menciona un derecho humano y clave en la vida de cualquier persona: Todos tenemos secretos. La escena donde se desarrolla el único y pequeño encuentro entre su madre y ella es fundamental, para explicar por qué después de tanto abuso y dolor experimentado, la opción de Lisbeth es blindarse como textura de caracol que al fracturarse se regenera por naturaleza:
-Lisbeth ¿tienes un hombre?
-Hay uno, pero no hay que enamorarse, eso tú lo sabes mejor que nadie.
Esta película, estrenada en el 2009, es exquisita, mantiene la atención todo el tiempo y deja una sensación de frescura y esperanza, asegurando que aún dentro del caos, de la muerte, puede nacer la vida.
Nota: todo se pone mejor, si al volver por segunda vez a la misma tienda de películas, te informan que la trilogía completa fue llevada al cine...
martes, 25 de enero de 2011
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