viernes, 6 de abril de 2012

Las mujeres arriba

Para Usy Magaly
promotora de la equidad de género
a quien no le gusta comer y beber sola.

Razones diversas, que nos llevaría mucho tiempo ahora explicar, provocan que durante estos días de Semana Santa, no sean ni de vacaciones, ni de parranda, ni de reuniones familiares, menos de romance para algunas personas entre las que me cuento, sin embargo, una buena película nos puede volver el alma al cuerpo, dentro del ajetreo de la sobrevivencia, respirar un poco de aire, sentir, vivir a partir de una historia interesante y de sus personajes, aunque eso implique
desvelarnos hasta la madrugada…bueno, esa es una de las ventajas de estar temporalmente solo.
Encontrarse con el sensual rostro de Penélope Cruz, sus labios rojos y un chile diminuto,
tentador (en lugar de una flor) junto a su boca, llamó mi atención hace unos días en la tienda donde acostumbro comprar películas, esa, es la imagen de la portada de esta película titulada: Las mujeres arriba, que aunque pudiera sugerirnos un rollo absolutamente feminista, no lo es
del todo, mas bien es una comedia romántica, sensual, con sus respectivos momentos de desamor, donde el arte de cocinar, la música de Brasil y la diosa Yemanjá, llevan de principio
a fin toda la historia, cuyo escenario se ubica entre Brasil y Estados Unidos.
Isabella y Toninho se enamoraron, se casaron. Ella, tenía el arte de cocinar con pasión, él, cantaba con la misma intensidad y así, su restaurante funcionaba, pero a Toninho, le era difícil vivir con una mujer, cuya estabilidad era posible solo si ella llevaba las riendas de su vida. La pareja entra en un momento de crisis, ella decide abandonarlo pidiendo a Yemanjá: “dame el valor para dejarlo.” Pone distancia de por medio, se convence a si misma de que no ama a su esposo, sino está hechizada por él, por lo tanto, hace una ofrenda a Yemanjá para liberarse
del hechizo, solicitud que se le advierte será irreversible.
Al principio, todo parece ir muy bien, pero al paso del tiempo, a pesar de los logros y "avances" realizados, Isabella se siente sola, comprende que su habilidad, el don mas importante que la misma diosa del mar le obsequió, el arte de cocinar, está íntimamente ligado con el amor que ella tuvo por Toninho, pues como varias veces lo menciona ella misma, frente a sus estudiantes: “para
cocinar, deben transmitir sus sentimientos y experiencias al acto creativo.” Y más aún, al terminar: “no olviden que el ingrediente más importante, es compartirlo con un ser querido, pienso que eso mejora el sabor del platillo.”
Al comprender que en su oficio como chef, Toninho, es un ingrediente indispensable
y que él, ya está cansado de tratar de resucitar la pasión que hubo entre ambos; Isabella realiza
una nueva ofrenda a Yemanjá, solicitándole, le devuelva sentir amor por su esposo: “¡Ay caray, amor contra Vudú!” como diría Mónica, un travesti amigo de la infancia, cuyo personaje es la sal de toda la historia.
En efecto, el amor gana, por encima del rencor, de las ofensas pasadas, la diosa acepta la
ofrenda y desde el fondo del mar, no devuelve, sino intensifica el amor y la pasión, porque a veces, insiste Mónica: “cuando hay humo, cerca hay fuego.” Y mientras los involucrados estén dispuestos, tengan la voluntad, el amor vence hasta al mas imponente hechizo.
Después de ver, por segunda vez esta película, pienso en las palabras de Isabella: “…el
ingrediente más importante, es compartirlo con un ser querido.” Es una lástima, no poder ver esta película, ahora, junto a ese ser querido, reír, llorar, dejarse sorprender, tocar por la sensual cultura brasileña, comentarla con esa persona que tanto deseas y sabes, podría encontrarle infinidad de detalles y significados a esta historia, pero…de momento amig@s, en este Viernes Santo, la comparto aquí con ustedes. ¡Buen provecho!