martes, 17 de julio de 2012

Dafu recuerda: papá es una tortuga marina.

Toda ella, inundada de ternura, de principio a fin. Cielo en el océano es el regalo que esta tarde el universo ha dejado para mí, sobre el mostrador de la tienda de películas que frecuento. Sorprendente, conmovedora es la actuación de ese actor oriental que suele aparecer en la pantalla grande repartiendo gritos,  golpes con pies y manos a todos sus oponentes, ¡chale! Jet Li, quién lo diría, interpreta a Old Wang, un padre soltero con una enfermedad terminal, que debe educar a su hijo autista de 21 años, para valerse por si mismo en su ausencia, educarlo con un amor y paciencia impresionante, con ingenio, porque aunque Dafu, comprende el lenguaje de su persistente padre: no puede expresarse como otras personas lo hacen.

Dafu, acostumbra nadar en la piscina de un acuario, nada tan bien como si fuera un pez, tanto que Old Wang asegura: nació en un cuerpo equivocado. La edad de Dafu, no le permite ser aceptado en ningún lugar para personas con su discapacidad, su padre en un momento de desesperación, piensa incluso en el suicidio de ambos: He estado con él desde que era un bebé…¿quién va a querer cuidarlo cuando yo no esté? Suele decir constantemente.

Aún cuando finalmente encuentran un lugar apropiado, Dafu deja claro que no se quedará allí, sin la presencia de su padre, por lo tanto, Old Wang sabe que además de enseñarle a valerse por si mismo, debe asegurarse principalmente de que su hijo tenga plena certeza de que él nunca lo abandonará.

Por eso, a pesar de la agonía en la que se encuentra debido a un cáncer en el hígado, Old Wang nada disfrazado de tortuga, en la misma piscina del acuario junto a su hijo,  para hacerle comprender que las tortugas viven muchos años y él siempre permanecerá a su lado. El ejemplo heroico de este padre, que elige dedicarse por completo a su hijo, negándose incluso a rehacer su vida al lado de una pareja, conmueve de tal manera a las pocas amistades que tienen, que a su muerte, ellas asumen la responsabilidad de Dafu.

El agua, es un elemento que acompaña esta historia todo el tiempo, no solo en la piscina donde Dafu nada, sino también a través de la lluvia. El contacto físico entre ambos, el movimiento constante de las manos de Dafu, mediante las cuales percibe y se expresa, deja al espectador una sensación de esperanza y nos recuerda, el gran compromiso que tenemos con los nuestros.